El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) ha alertado, este viernes, 26 de mayo, y “ante la proliferación” de vapeadores, de los riesgos del uso de estos dispositivos para la salud, lo que “plantea un motivo de preocupación desde el punto de vista sanitario, especialmente en relación con el consumo por los más jóvenes y colectivos más sensibles, como los enfermos respiratorios”.
A juicio de esta entidad, “y en el marco de la regulación sobre estos productos que se está abordando por el Ministerio de Sanidad”, la farmacia comunitaria, “como establecimiento sanitario, no es el espacio adecuado para su comercialización”. “La reivindicación de uso como dispositivos para dejar de fumar obedece a una estrategia comercial y en ningún caso a una utilidad sanitariamente contrastada”, explica.
“Como indicó el Ministerio de Sanidad en 2022, no existe evidencia respecto a la seguridad y eficacia de estos productos como ayuda para la cesación tabáquica”, prosigue el CGCOF, que agrega que, “cuando aparecieron en el mercado estos productos, se valoró esta opción como dispositivos a la hora de dejar de fumar”.
Rechazo científico
No obstante, esta institución subraya que “diversas entidades sanitarias, como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) o la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), expresaron que las sustancias que se inhalan a través de estos son tóxicas para la salud”.
“Desde un punto de vista sanitario, no existen evidencias que avalen el uso de cigarrillos electrónicos/vapeadores cuando existen otras alternativas cuya eficacia ha sido científicamente probada para dejar de fumar”, manifiesta el CGCOF, que afirma compartir “el criterio del Ministerio de Sanidad”.
Además, el Consejo señala que, “en cuanto a los patrones de consumo de estos productos, los cigarrillos electrónicos se utilizan especialmente por fumadores, fumadores que quieren dejarlo y exfumadores, pero preocupa especialmente su utilización por personas jóvenes, a menudo sin una historia previa de uso de productos del tabaco”.
Evitar su entrada en el canal farmacéutico
“Es esencial evitar que los vapeadores se conviertan en la puerta de entrada al consumo de tabaco entre los jóvenes y las personas no fumadoras”, isnsite el CGCOF, que asegura que “el uso intencionado del término vapeador, frente a la expresión ‘cigarrillo electrónico‘ -que lleva consigo el estigma de los cigarrillos tradicionales-, no debe conducir a una asociación del producto con la inocuidad del vapor de agua”.
Esta institución, que afirma que “la presencia o no de nicotina no elimina los posibles daños asociados a su uso, ya que otras sustancias empleadas pueden tener efectos nocivos, como es el caso del propilenglicol y el glicerol o glicerina vegetal”, recuerda la consulta pública sobre el Proyecto de Real Decreto por el que se regulan determinados aspectos relativos a la Fabricación, Presentación y Comercialización de los Productos del Tabaco y Productos Relacionados.
“Desde el Consejo General, se han presentado una serie de alegaciones a la futura norma alertando de que cualquier regulación de estos productos debe realizarse con el objetivo primordial de salvaguardar la salud de la población”, explica, tras lo que concluye destacando que “es imprescindible evitar la entrada de estos nuevos productos (cigarrillos electrónicos con o sin nicotina, etc.) dentro del canal farmacéutico; de forma que los mismos, en tanto no sean considerados medicamentos ni productos sanitarios, no se promueva su venta en las farmacias, ni siquiera en el marco de una posible ayuda en terapias de cesación tabáquica”.